miércoles, 14 de septiembre de 2016

Mini historia #3

No quiero que localicen mi tumba, sería el final de todo. ¿No puede tener una persona una segunda oportunidad?

Veinte años atrás fingí mi muerte (suena muy PLL). Fue relativamente fácil. Ser una millonaria te da una serie de privilegios que no tiene todo el mundo. Comprar a la gente me fue sencillo, unos cuantos actores y mi existencia cayó en el olvido. Quería poner punto y final a mi pasado, y empezar una vida nueva. Doné todo lo que poseía, aunque para el mundo fue un ruego en mi testamento inexistente.

De nueva York, al punto más escondido de Tailandia. Viví en lo sencillo. Supuse que nadie me reconocería, y estaba en lo cierto. Todo este tiempo he vivido en paz y tranquilidad. He conseguido adaptarme a una sociedad tan distinta a la mía. Ahora me siento una más.

La pena es que salir victorioso comprando a la gente se puede, pero engañar a la justicia es distinto. ¿Por qué tendría que salir ahora a la luz el caso de mi marido? Se supuso, o me inventé, que fallecimos en un accidente de coche... Sin embargo, no fue así. Él me odiaba. Después de dos años casados me di cuenta que solo me quería por el dinero. Siempre acabábamos discutiendo, hasta el punto de convertirse en una rutina.
Un día salí corriendo por las escaleras para no escucharle más, y él se tropezó, cayendo malamente. Muerte al instante. No pude soportarlo, yo si le amaba a pesar de todo.
Si me quedaba, me acusarían de su muerte, así que fingí el accidente de tráfico.

Lo que yo no sabía era que mi marido estaba supuestamente implicado en el narcotráfico ¿No confiaba en mí? Al salir esto a la luz, analizaron su cadáver. La policía científica afirmó este hecho, y propusieron analizar mi cadáver también por si yo era cómplice o no. Además, ¿Cómo era que el narcotraficante no tenía síntomas de haber fallecido en un accidente? Si no encontraban mi cuerpo pensarían exactamente lo que he hecho pero incluyendo algo relativo a las drogas, y no es así. ¿Por qué no dije la verdad desde el principio?
A todos nos invade el miedo alguna vez, lástima que mi "ver" sea mi condena.

Tocan a mi puerta, ya sé quién es. Menos mal que he tenido veinte años de felicidad.

---
Sé lo que estáis pensado, esto es una locura y creo que hay que echarle mucha imaginación para entenderlo jajaja No hay que buscarle lógica, porque no existe, Veámoslo como un pequeño relato de una actividad escolar bastante rara y sin fundamento (no me gustaban mucho este tipo de trabajos, ¿Se nota?)
¡Un saludo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario