domingo, 25 de febrero de 2018

177

Lo sabía. Si es que lo sabía.

En medio de almas soñolientas, a través del silencio de la música, escribo estar palabras de alivio.

Si es que es así, una ya se va conociendo. Porque no hace falta tener edad para tener identidad.

La luna me observa como escribo en el camino de mi propia realidad.
Realidad estancada en la marea del saber, que con los años es lo único que he aprendido a aprender.
Y me mata. Me mata la autenticidad de la ausencia de placer.
¿Qué era eso? Me preguntaba hace unos meses, en la miseria de libertad
¿Cómo superar la barrera de agotamiento? Me preguntaba hace semanas
¿Existe el placer si no va unido al saber? Parece que no, me respondo hoy.


195 kilómetros para caer, y no me siento preparada para volar. Aumentar la altura no alivia la tensión.
Ruleta, noria, libertad. Todo es una vuelta a comenzar. No sé por lo que apostar, no sé por lo que luchar, pero 177 kilómetros para afrontar la realidad.