domingo, 29 de mayo de 2016

Adiós almohada, olvídame

Hoy me he levantado pensando en lo mismo que estaba reflexionando cuando me fui a dormir.

Siempre tenemos problemas. Unos más tontos ¡No sé que ponerme! y otros más gordos, los cuales provocan que a algunas personas se les caiga el mundo encima, otras lo van sobrellevando y otras dejan que la ola les arrastre y les hunda intentando asimilar el dolor.
Este sufrimiento no podemos llevarlo solos y normalmente solemos acudir a los padres, amigos, personas cercanas para sentir un hombro donde poder llorar, un alma donde apoyarnos. Sin embargo a veces no sentimos a nadie como la persona indicada. No hay un ser humano al que podamos acudir y que nos pueda comprender. Estamos solos. Llega el momento de depresión, frustración y rabia por estar en esa situación y no saber como abordarla.
Aquí entra en acción ella, nuestra almohada. ¿Quién alguna vez no ha llorado hasta dormirse en ella? O tener ganas de tirarla lo más lejos posible sintiendo que es esa persona que no hemos soportado en un momento determinado. Nuestra fiel compañera que escucha y no lleva la contraria.
Todo esto te lo podrás tomar como una broma, pero en esos momentos de incomprensión por parte del mundo, un cojín, una almohada a la que abrazar nos ayudan a salir de posibles precipicios. No niegues que alguna vez al estar acostado te has rayado por algo sucedido en el día y no conseguías dormirte. ¿Quién estaba ahí para acompañarte en ese insomnio? Y ese viaje que hiciste en verano que siempre recordarás por el dolor de cuello que sufriste con la almohada del hotel, y desde ese momento siempre llevas la tuya (parece raro pero conozco a gente que lo hace). ¿Nos olvidamos de los viajes en coche? Para mi es casi imposible dormir mientras viajo, pero en momentos de cansancio no es lo mismo el hombro del compañero que una superficie blandita.

Llorar nos da corte delante de la gente normalmente. Esperamos a estar solos, en casa o en un lugar donde nadie nos reconozca para hacerlo, y contrariamente sufrimos cuando lo hacemos porque no hay nadie que nos comprenda. Igual pasa con la rabia, la furia que pretendemos quedarnos para nosotros mismos porque no queremos pagarlo con las personas a las que queremos. El problema surge cuando la pequeña bola que se formó en nuestro interior va creciendo con el tiempo y los hechos, los errores y los misterios de nuestro alrededor, y ya no podemos parar hasta reventar. El punto clave está en la manera que lo hacemos: explotar solos, con nuestra almohada sin nadie que nos pueda aconsejar, ser nuestro apoyo; o con los amigos, a los cuales no queremos mostrarles debilidad. Aquí tenemos el problema. Nuestra sociedad no admite, o mejor dicho rechaza sigilosamente a los frágiles, de aquí sacamos nuestro comportamiento introvertido. Cada uno es como es, y todos tenemos errores en nuestro día a día ¿Por qué sufrir por ellos? ¿Importa el qué dirán? No, no importa. Lo que realmente importa es como te sientas bien contigo mismo, sin esconder nada, siendo natural y fiel a ti. El ser humano no debe ser una máquina, somos sentimentales y queremos sentirnos cerca de gente humana distinta entre sí. Así que dejemos a un lado el miedo y seamos capaces de hacer esa llamada que nos puede salvar en un mal momento. Liberarse en otro es sentirse comprendido, es no encontrarse solo en este mundo tan individualista. La amistad, la familia existen para algo, y no la aprovechamos a veces como deberíamos. ¡Qué cobardes nosotros!
 ¡Que vivan las emociones gritadas al aire y no escondidas en la cama!


lunes, 23 de mayo de 2016

Meros conocidos

Es terminar un curso y surgir la misma pregunta de todas las veces ¿A quién de estas personas volveré a ver? Poco a poco nos vamos dando cuenta de que hay dos tipos de amistades. Amistad real y la amistad interesada.

La Amistad real es algo sin sentido pero que define nuestro día a día, nos motiva a levantarnos por la mañana temprano y a llorar a las tantas de la madrugada. Ese sentimiento nos invita a salir a la calle o a quedarnos en casa de alguien a escuchar sus problemas. En general, una amistad así es la que nos mueve, nos crea y nos transforma con el paso del tiempo y nos enseña realmente quienes somos.

La otra cara de la moneda es la amistad interesada. Es gracioso ver que todos los días sin que nos demos cuenta, recibimos o incluso damos esa emoción a nuestro alrededor. Pensadlo. Seguro que en el instituto cierta persona se acerca a ti solo a por los deberes y luego en verano ni te felicita en tu cumpleaños. Esa amigo que solo te quiere cuando estás simpático con el/ella y cuando necesitas un hombro para llorar nunca está disponible. ¿Recuerdas ese campamento donde hiciste las amistades de tu vida y ahora no recuerdas el nombre de la tercera parte de las personas? Cuantos números tenemos en el móvil que nunca vamos a marcar..

En el ámbito escolar, en verano, un traslado, en la facultad, y en cualquier sitio que pienses. Somos una sociedad tan interesada en uno mismo que no nos damos cuenta en los pequeños detalles que suceden a nuestro alrededor y nos muestran si somos para alguien una persona o un robot mecánico que no tiene sentimientos y únicamente es usado en condiciones ventajosas. Yo pienso que la finalidad de esto es poder decir a alguien lo populares que somos, cuanta gente nos conoce y que todo el mundo se entere de nuestra vida superficial. Queremos cantidad y no nos importa la calidad hasta la hora de la verdad.
La conclusión es que vivimos engañados, no hay muchísimos grandes amigos, sino meros conocidos que van de un lado a otro sin dar ni recibir el concepto real de amistad.

domingo, 1 de mayo de 2016

Pau-Selección Artificial

Hay momentos en nuestra vida que marcan nuestro futuro, el cual con un solo movimiento puede variar tanto que puede ser la pieza clave del éxito o de una gran caída. Ahora mismo para mí se acerca un instante así, y es esa palabra tan odiada por todos los alumnos que están en Segundo de Bachillerato.
Selectividad. Pau. Junio. Esas palabras y solo un mensaje. ¿Por qué? Estoy cansada de que me recuerden que mi futuro depende de tres días, donde me lo juego todo. Se supone que estaré luchando por un tiempo próximo tan importante para mi vida como incierto. A la vez estoy demostrando si todo mi esfuerzo como estudiante todos estos años ha merecido la pena. O no.
Este curso no me he sentido persona. Siento que trabajo memorizando y estudiando como una máquina. Es importante para la sociedad la gente más inteligente y no la más trabajadora. No hay cabida para un error. La ecuación de la persona perfecta, donde tu valor es un número. La gente puede no conocer tu nombre, pero conoce tu número. Ese número no corresponde a tus sentimientos. Que sociedad más calculadora.
Sin exámenes no habría competitividad, es un asco. No quiero que me miren por encima del hombro quien estudie una carrera más "difícil" (o también definida como la carrera con más nota de corte).
Pero da igual, así nos ven. No cuenta el estrés, la angustia o la presión ofrecida por la decisión que se debe tomar. Se acabó hace mucho tiempo eso de salir a dar un paseo y tomar algo, un descanso mental o conectarme aquí. Pensé crear el blog para desahogarme de la presión que siento y ni eso es posible...
Luego lo pienso y veo que en un futuro no muy cercano pensaré que toda esta preocupación ha sido innecesaria, que he sido tonta, me han engañado pensando que esto sería el fin del mundo, solo lo pintan así para exprimirnos. Parece una película de miedo con un final gracioso.
Además, el problema no es ese. Con estos planes de estudios, lo que favorecen es una sociedad competitiva, donde pisotear a alguien no es malo, siempre que tú mismo salgas favorecido. Egocentrismo total. Lucha por lo que quieres sin importar que el otro sangre. Después de la Pau, vendrá la universidad que será más de lo mismo, luego en el mercado laboral...y luego nos exigen que seamos solidarios y pensemos en tender la mano al resto. ¿sí? Que gracia, espera que sobreviva yo. Maldita ironía. Que pena de sociedad. Teníamos que ser siempre inocentes niños y vivir sin ser marionetas emocionales